El Cusungo y el Solitario de Azuay

Blog de pachamama
Nuestras leyendas al ser de tradición oral a lo largo del tiempo van cambiando al pasar de generación en generación aunque mantienen siempre su esencia. Es el caso de la leyenda que a continuación van a leer perteneciente a los pueblos de la provincia del Azuay de la cual encontramos varias versiones.


Ilustración de Cristina González MoralesEl cuscungo llora cuando alguien va a morir, por eso hay que tener cuidado, aquí canta cada noche, en la quebrada de Tarapsha. Para protegerse anida en los huecos del cerro cortado a pico, en las peñas más altas. Solo cuando está muy oscuro se puede escuchar su vuelo, ya que es muy difícil verlo”, comenta Luis Minga, uno de los pobladores del lugar y un gran conocedor de la zona.  Dice que el cuscungo, ave nocturna parecida al búho, anuncia una desgracia, algún percance o accidente. Los campesinos piensan que el viajero debe cuidarse de oír su canto para evitar lo inesperado. 


La quebrada de Tarapsha es un sitio misterioso. En la noche cae un silencio sepulcral y nadie deambula por el sector; a veces algún noctámbulo solitario retorna a su casa, posiblemente viene de Jima-Azuay, el único pueblo grande del sector con sabor de una pequeña ciudad. 


En el caserío de Tarapsha todavía perdura el recuerdo de doña Sofía Malla de Espejo, la matriarca del pueblo. Ella también contaba sobre el canto del cuscungo, que se ha transformado en una leyenda, a cualquiera de sus nietos, mientras hilaba en el corredor de su casa de adobe y techo de tejas. Allí vive hoy una de sus hijas quien, debido a una parálisis facial, tiene uno de sus ojos que ya no le sirve.


La gente de Tarapsha tiene la firme convicción de que el cuscungo es un pájaro de malagüero que, así como anuncia la muerte, también es parte de los procesos curativos. En otras épocas, los curanderos de la zona empleaban la sangre del pájaro para la cura de enfermedades; solían mezclarla con aguardiente y al afectado le daban de beber la pócima en pequeñas cantidades. 


Pero no solo la creencia del cuscungo se puede oír en Tarapsha; allá también hablan del solitario, otra avecita de color grisáceo y plumas blancas en la cola, que suele deambular por lo páramos emitiendo un silbido que, según la gente, se asemeja al de los humanos. El solitario deja acercarse a las personas hasta cierta distancia y vuelve a volar acompasadamente para posarse un poco más allá, sin perderse de vista y vuelve a esperar. La persona se acerca y otra vez emprende el vuelo. No se aleja totalmente, pero nadie puede acercarse demasiado. El ave silba como si quisiera llamar a alguien. 


Dicen que una pareja de indígenas recién casados se fue a vivir al páramo. El hombre trabajaba en los alrededores, pero un día sintió un silbido; creyó que era algún galán de su esposa que lo engañaba. Entró en celos y discutió con su mujer y como no quedó satisfecho con la explicación, de un machetazo le quitó la vida; luego se dio cuenta de su error cuando se vio solo y continuaba escuchando el silbido. El hombre enloqueció y se perdió en los pajonales; dicen que se reencarnó en el solitario, por eso anda por los páramos, silbando de un lado a otro; es el alma del indígena arrepentido, que llama a su esposa muerta. 


 

Pero, aunque el solitario parece impulsar a lo malo, también sirve para curar enfermedades. A veces la gente lo busca para darle un escopetazo, en el páramo, en las casas abandonadas o en las iglesias añosas. Cuando está muerto, le sacan el corazón para comérselo; quien come corazón del solitario se le van todas las penas, es otra de las creencias.


En Tarapsha, por las noches y junto al fogón, sus habitantes siguen contando las historias que no se han perdido en el tiempo. Al visitante le brindan aguardiente mezclado con agüita de ataco. Esa gente sencilla nunca dejará de hablar del llanto lastimero del cuscungo ni del solitario, cuyo corazón mata todas las tristezas.


CURIOSIDADES
— Dicen que el Cuscungo es un ave nocturna parecida al buho y que anuncia una desgracia a quien lo oye.
— La gente de Tarapsha cree que los gatos viejos se transforman en esta ave cuando ya no quieren vivir.
— Casi nadie ve al Cuscungo: vuela en la obscuridad con su canto misterioso; si hay luna, vuela más alto.
— Esta ave de rapiña se alimenta de ratas, lagartijas y de varios animalitos menores.
— Si alguien en la noche va a la quebrada e imita el canto del cuscungo, se inicia un coro lastimero.

Fuente: Esta versión fué publicada en la versión online del Diario El Hoy 12/Febrero/2005.
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